Sándwiches de coliflor contra el cambio climático
EL SEGUNDO MEJOR SÁNDWICH NUEVO DE ESTADOS UNIDOS EN 2012 SEGÚN EL HUFFINGTON POST: Coliflor asada, aderezo francés ahumado, ración de pasas y papas fritas
Y bien, ya entrada en el tema de la conciencia ambiental, aquí va la re publicación de una entrada sobre el tema que me topé hace poco, que escribí en junio del 2017 para un blog que tenía en ese entonces, allá en la era pre-newsletteriana…
Ciudad de México, junio 7 del 2017.
Con toda esta discusión sobre cambio climático (para ponerse al corriente en el tema, les recomiendo esta entrevista), me he detuve pensar en qué pequeñas cosas puedo incorporar a mis hábitos para ser mejor habitante planetaria.
Cuando digo “cosas pequeñas”, no quiero que piensen que estoy siendo coda en mis esfuerzos por convertirme en mejor ser humano, pero ay que ser realistas, el mundo no se va a transformar en un tronido de dedos. Lo práctico, es concentrarse en cambios aparentemente pequeños pero completamente realizables. Para mí, siempre tiene más sentido es ir de menos a más, cada quien a su ritmo y posibilidades.
Es la misma lógica que utilizo cuando voy al gimnasio. Por lo general tengo poco tiempo para ir, entonces pienso: necesito por lo menos cuarenta y cinco minutos para completar una rutina decente. Pero la realidad es que solo tengo 20 minutos hábiles entre la hora que abre el gimnasio y la hora que tengo que regresar a mi casa para empezar la armónica rutina de preparar a mis hijos para la escuela (lo de armónica solo me lo creyeron los que no tienen hijos ¿o no?). El problema es que si no voy a esa hora, las probabilidades de que acabe no haciendo ejercicio en todo el día son altísimas. Entonces, al final, resulta mas efectivo invertir esos 20 minutitos mañaneros, que la triste realidad de acabar parándome por el gym una hora, solo dos o tres veces al mes.
Bueno, pues una de ésas cosas aparentemente insignificantes, que además, he empezado a hacer casi de manera natural en los últimos años, es subirle a los vegetales (también cereales) y bajarle a la carne. En especial la de vaca, cuyos fétidos gases son la segunda mayor amenaza de la capa de ozono (si no me creen vean esto).
Pero que quede claro, no soy vegana ni pienso convertirme. Está acción la veo más como una manera de potenciar la importancia a los vegetales en mi vida, de gozarlos más y ser mucho más creativa al usarlos: sustituirlos en platos donde los creía insustituibles o inventar maneras de cocinarlos que desafíen mi lógica tradicional.
Una de las comidas donde por lo general tengo esa injustificada sensación de que los vegetales se quedan cortos si no van acompañados de algo animal, es entre dos panes; llámense sándwiches, tortas, paninis, hamburguesas, etc.. Éste sándwich que presento acá, sacado de un increíble, chistoso y delicioso libro llamado A súper upsetting book about sandwiches, de Tyler Kord, es un perfecto ejemplo de lo que estoy tratando de transmitirles (y tiene muchos otros ejemplos buenos de sándwiches con vegetales).
El emparedado (como decían mis hijos de chiquitos por influencia de su padre cubano-gringo, entre otras palabras simpáticas), está muy lejos de ser el típico vegetariano. Tanto que en el 2012, fue elegido por el Hufftington Post, como el #2 mejor nuevo sándwich de Estados Unidos. Eso un poco a pesar del autor, que aunque se dice agradecido, deja muy claro que no es partidario de ésas calificaciones arbitrarias y generalizadoras (en los libros de cocina uno tiende a brincarse directo a las recetas, pero si llegan a tener éste en las manos, léanlo completo).
Después de exponer sus razones para no creer en las listas de mejores lo que sea, Kord, hace una división en incisos —por tipo de comentario— sobre lo que más le llamó la atención de la lista, que fueron los argumentos de los cibernautas celosos y enojados porque sus sándwiches favoritos no habían sido incluidos. En el inciso cuarto, al comentario generalizado de: todos estos sándwiches se ven muy poco sanos, el autor responde mencionando otros puntos fuertes de este sándwich:
(¡Pero el mío está hecho con pinche coliflor que es baja en grasa y alta en ácido fólico y vitamina C! (¿¡¿¡Qué no pueden pinches leer?!?! (Y pinches pasas por la fibra (¡¡y aderezo francés porque los franceses viven más tiempo!! (¡¡¡y papas fritas por que los odio!!!))))
Lo mejor es que a pesar de que la coliflor no es de los vegetales más populares, el conjunto de ingredientes, sabores y texturas, hace que este sándwich sea completamente a prueba de niños (por lo menos de los míos, que en diferencia de gustos, abarcan un espectro bastante apto para una muestra poblacional). Namás no les revelen que trae, o de plano engáñenlos, se vale (son mentirillas piadosas, diría mi abuela).
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