Hay momentos en la vida en que vamos caminando muy campantes por rutas conocidas que consideramos seguras, y, de la nada, nos topamos frente a un precipicio. Estas paradas inesperadas nos obligan, por inercia, a echarnos hacia atrás para poder recuperar el equilibrio y el aliento, mientras encontramos la calma necesaria para analizar el nuevo terreno. En estos casos, es importante no perder la mirada hacia el frente, pero también lo es ser capaces de voltear para atrás y recoger los restos del pasado indispensables para construir un futuro más sólido, desde una visión y un espíritu renovados.
Esto fue para mí el 2024: un puente suspendido en un precipicio entre dos años, con un letrero de “cerrado por mantenimiento” después de 49 en operación. Ahora, dicho puente no se dañó de un momento a otro (estaba tan necesitado de una remodelación como las líneas 1 y 2 del metro de la Ciudad de México, si saben a lo que me refiero) pero seguía funcionando como si nada. Podría haber durado así muchos años más, de no ser por una serie de acontecimientos que deterioraron irreversiblemente los cimientos: una guerra, una pérdida y una mudanza forzada, que, sin esperarlo, fueron el detonante de una maravillosa oportunidad en tierras germanas (o “hermanas” como la estrella que hoy me guía). Pero, sin entrar mucho en detalles—al menos por ahora (porque luego por eso me tardo mucho en postear nuevamente)—aquí estoy de regreso, retomando las cosas donde las dejé, pero desde una nueva geografía; como un trompo de pastor (o, en este caso, döner) que no cambia su esencia, pero se enriquece con cada nueva cultura en la que gira.
En pocas palabras, el contexto cambia, pero las raíces que alimentan y sostienen mi narrativa son las mismas, y las seguiré abordando bajo tres líneas que inevitablemente se intercalan de vez en cuando entre sí:
Continuidad - Cocina, decolonización y resistencia
Continuaré explorando cómo los platillos narran historias de migración, resistencia y evolución. Desde el taco al pastor hasta el döner kebab, la comida sigue siendo un puente entre culturas.
Presente en Berlín – Echar raíces y compartir cultura
Este newsletter también servirá como documento de lo que inicialmente me trajo aquí, que fue la oportunidad de impartir clases de cocina mexicana en lugares padrísimos como Goldhahn und Sampson, Studio 32 y Über den Tellerrand, entre otros. A la par de ello, desarrollaré un proyecto de milpa en dos espacios distintos: el primero, en un jardín comunitario en Kreuzberg y, el segundo, en una granja en las afueras de Berlín, en Wansdorf.
Por otro lado, este espacio también servirá a manera de diccionario de sustituciones, adaptaciones y experimentos de ingredientes locales en recetas mexicanas, así como lista de lugares favoritos y recomendaciones de lo que como en Berlín y en otras ciudades europeas.
Mi conexión con México – Vuelta a casa desde lejos
Estos últimos meses en México me regalaron la posibilidad de reconectarme con barrios y zonas de la ciudad que han sido fundamentales en mi historia con ésta, y que estuve documentando antes de partir para mantener esta conexión viva, especialmente considerando el momento tan importante que estamos viviendo con nuestra primera presidenta mujer.
Me siento muy feliz y afortunada de estar aquí y tener la oportunidad de compartir lo que más amo de mi país con otras personas: su cocina y todas las cosas maravillosas que la rodean. Berlín merece más y mejor cocina mexicana, y, en mi experiencia, está en completa disposición de bienvenirla. Sin embargo, separarme de mis seres queridos, mi maravilloso país, mi adorada ciudad y su bendito clima no es fácil, pero estoy decidida a que valga la pena y espero que no me dejen sola en esta nueva aventura.
Si al principio de este año me hubiera preguntado cómo iba a terminarlo, jamás me lo hubiera imaginado, pero doy gracias de que haya sido así y de constatar que, aunque el fuego de las brasas quema, también regenera y las cicatrices perduran como símbolo de fortaleza.
¡Renata! ¡Qué bonito leerte de nuevo! Parece que Atole tendrá una cara muy chula este 2025. ¡Abrazo mucho tu nuevo camino, que la verdad luce muy luminoso! Acá te estaré leyendo, como siempre. Ojalá un día podamos platicar, ¡me encantaría! Abrazo.